Ejército Mexicano: ¿lealtad al presidente o al pueblo? 

Adrián Salazar

 

Luego del discurso del General Secretario, Luis Crescencio Sandoval y su declaración de total y absoluto respaldo de las fuerzas armadas de nuestro país hacia el presidente de la República Mexicana, diversos analistas, periodistas y demás especialistas en el tema se manifestaron, unos a favor y otros en contra, ya sea criticando la acción o manifestando su respaldo a dicho acto. 

Uno de esos columnistas que criticó a quienes reprobarón el discurso de Crescencio Sandoval, es el columnista César M. Gutiérrez Priego, especialista en Derecho Militar, especialista en Seguridad Nacional por el ITAM, con estudios de posgrado en la universidad de Navarra, Baldwin Wallace University y Boston University.

En su columna titulada “El imprudente General Secretario”, (publicada en lasillarota.com el 22 de noviembre) afirma que “de todo el discurso expuesto por el General Secretario no percibo ningún acto político, ni a favor de un candidato o partido político, ya sé que les encantaría a los opositores al gobierno que el Secretario de la Defensa Nacional saliera a decir que no apoya al gobierno federal que se ha denominado como de la Cuarta Transformación”.

Más adelante afirma “me queda claro que la imprudencia del General Secretario quedó de manifiesto al reiterar su lealtad al pueblo de México y al Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, que fue elegido de forma democrática de acuerdo a lo establecido por la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, apoyando los proyectos encomendados, cumpliendo con las misiones generales que la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos les ordena. 

Veamos pues. Primero. Si el General Secretario “apoya al gobierno federal que se ha denominado como de la Cuarta Transformación”, entonces si hay un respaldo hacia un partido político, a pesar de la negativa del maestro Guitérrez Priego. Segundo. Dice que el ejército mexicano está “apoyando los proyectos encomendados, cumpliendo con las misiones generales que la Ley Orgánica del Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos les ordena”, situación que, para otro sector de la sociedad, “la alerta se deba a que el contexto es distinto: el comandante supremo ha dicho que las Fuerzas Armadas son su principal respaldo, y éstas amasan presupuesto y tareas como nunca antes”, (véase la columna La Feria en elfinanciero.com.mx del 23 de noviembre).  

Es decir, el problema no es que el ejército mexicano, en persona del Secretario de Defensa en turno, le sea leal “al presidente de la República que legalmente ha sido elegido de forma democrática por los ciudadanos mexicanos”. ¿Cuál es el problema entonces? La respuesta ya se dijo, en que “amasan presupuesto y tareas como nunca antes” y el riesgo que esto acarrea consigo gracias a la mala política del Gobierno Federal. 

El día de hoy el ejercito de nuestro país ha asumido tareas como la operación de aduanas, combate al robo de hidrocarburos, participación en brigadas anticovid y distribución de vacunas, construcción de instalaciones clave y reparto de enseres en zonas de damnificados, es decir, ahora cumple funciones de policía, de empresa constructora, del sector salud, entre otras, y entonces, ¿quién cumplirá la función que al ejército compete?

El General Secretario, Luis Crescencio Sandoval afirmó que en lo que respecta a las Fuerzas Armadas continuarán “con todo empeño en cumplimiento de las misiones de las tareas que tenemos encomendadas (…) estamos presentes donde el patrimonio e integridad de la población se encuentra en riesgo por algún desastre, estamos presentes donde podemos contribuir en las acciones que se realizan para evitar la corrupción y el dispendio de recursos, estamos presentes donde se nos requiera para el progreso y el bienestar”, ¿para qué sirve, entonces, el gigantesco aparato burocrático civil? Parece que Andrés Manuel ignora el conocimiento del dicho “al César lo que es del César”. 

Si ahora el ejército mexicano se ve involucrado en temas de corrupción, de enriquecimiento ilícito, desvío de recursos, de esos que solo había en tiempos del neoliberalismo (¡?), la culpa será, no sólo del ejército, sino fundamentalmente del propio López Obrador. Ese es el verdadero riesgo al que se enfrenta el pueblo mexicano, a que su ejército se eche a perder por no cumplir con su función esencial, que es garantizar la soberanía de nuestra nación. 

Por eso, cuando el perito en Derecho Militar dice que “es necesario que se aclaren (..) declaraciones sacadas de contexto, como ha sucedido con el `imprudente´ general secretario que se atrevió a opinar sobre apoyar al gobierno federal y su proyecto de la Cuarta Transformación”, se equivoca. La crítica versa en torno a las funciones que asumen ahora las Fuerzas Armadas, las cuales cumplirán respondiendo ¿a quién debe su lealtad el ejército mexicano, al presidente o al pueblo?

 

CATEGORIES
Share This